Retraso Psicomotriz
"Mi nombre es Sandra Luz Bravo Muñoz, mamá de Diego Reyes Bravo, actualmente tiene seis años ocho meses. Al niño se le detectó al año por medio de un médico particular, epilepsia, pérdida del tono muscular de cuello, así como retraso psicomotriz. Se empezó a sentar con ayuda hasta el año y medio, pero era evidente que su desarrollo no era normal, se empezó con la rehabilitación física ya que carecía de fuerza en sus piernas, además, equino terapia, delfines y se le da el tratamiento médico para su epilepsia. En su apariencia Diego no le interesaba su entorno únicamente veía los focos, las luces incandescentes era lo que le llamaba la atención, al jugar todo lo que
agarraba lo quería girar, aunque fuera cuadrado y comía poco. Podía estar sentado todo el día y no intentaba conocer, moverse o buscar.
Diego no mide peligros, ni siente miedo al estar en una situación de peligro como las alturas, una coladera abierta, o un animal). Diego no habla, empieza a caminar con dificultad a los tres años. No entiende indicaciones, no come solo, utiliza pañal y requiere de un cuidador personal.
Diego empezó a recibir la Terapia de Regeneración con Inductores, con la cual no se notó el cambio inmediato, sino hasta la cuarta dosis, donde vimos el cambio en su atención, antes de eso nunca nos miraba, ya que su mirada estaba como perdida, sin embargo, un día me jaló el suéter y me miró a los ojos, y de ahí en adelante notamos el cambio en Diego, fue como si lo hubiesen sacudido y reaccionara, ahora se empieza a interesar por las cosas que lo rodean, por el cambió de las luces, aumentó su apetito, empieza a balbucear y a tratar de abrir las puertas por medio de la manija y lo logra; recorre la casa y observa, empieza a reconocer las canciones, empieza a sentir miedo, a ser precavido al ver que se puede caer o no puede pasar. Aumenta su balbuceo, aunque pasan periodos donde se le olvida. Empieza a caminar e intenta subir escalones o bajar.
Diego actualmente a sus seis años, sigue teniendo cambios y el más importante es que empieza a entender, nos reconoce a nosotros como sus papás, y le interesa convivir con los niños, y eso es una enorme satisfacción".
Sandra Luz Bravo Muñoz.
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